Ya lo decía Sabina;
lo peor del amor es cuando acaba.
Lo peor del desamor son los restos,
las sobras, las cicatrices, las cenizas.
Los vestidos huérfanos de ilusión de acabar en el suelo,
las mariposas muertas en estómago,
la decepción de los cajones vacíos.
Lo peor es la memoria,
la selección inconsciente y autodestructiva
de recordar solo lo que más duele.
La costumbre,
la inercia del te quiero tras el buenas noches,
la continua lucha entre el espejo y tu reflejo en sus ojos.
Lo peor es saber que sigue existiendo
y que no es al lado tuya,
que después de jurar morir de amor,
se muere el deseo de desamor en la almohada.
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